En este pueblo del sur de La Guajira, cuna de juglares y reyes del vallenato, es donde Silvestre conserva sus raíces y mantiene vivo el legado musical de la región. En Urumita, un pueblo de apenas 13.000 habitantes en el sur de La Guajira, todos se conocen. Se saludan en la plaza, cuentan las novedades en las esquinas y siempre suena una canción vallenata en alguna ventana. Allí nació Silvestre Dangond, uno de los artistas más populares de Colombia, y allí construyó una de las casas más imponentes de la región: La Malanga, su mansión frente a la plaza principal. | Lea también: La mansión abandonada de Víctor Carranza que mandó construir en la cima de una montaña Urumita, fundada en 1785, es conocida como el jardín sur de La Guajira por la cantidad de casas adornadas con jardines que aún se conservan. También es tierra de músicos como Fabián Corrales, Iván Zuleta y Chema Ramos. Cada septiembre, el pueblo celebra la Fiesta de las Flores, señal de que la música y la tradición se entrelazan con la naturaleza. En este escenario, Dangond decidió construir una casa que combine lujo, memoria y raíces. La residencia de Silvestre está justo frente a la estatua de Simón Bolívar, en plena Plaza Urumita. Lo diseñó con una fachada colonial para mantener la armonía del pueblo guajiro: paredes blancas, techos de tejas rojas, puertas y ventanas de madera maciza. Desde fuera parece una casa tradicional, pero al entrar revela una mansión moderna que se abre en forma de “U” alrededor de una gran piscina. | Lea también: La casa centenaria en Kennedy donde se criaron tigres y leones Tiene siete habitaciones en el segundo piso, varios espacios sociales, amplios patios y rincones donde se mezclan detalles antiguos con toques de modernidad. Es, sin duda, la casa más grande e impresionante de Urumita. Allí viven algunos familiares y, de vez en cuando, el propio Silvestre cuando visita su tierra. El lugar también ha servido como escenario para la grabación de sus vídeos musicales. Para los habitantes, la casa es un orgullo local. Muchos la señalan como símbolo de lo que significa triunfar sin olvidar de dónde vienes. No es raro que algún curioso se detenga ante sus puertas para hacerse una foto o contar a los visitantes historias sobre la infancia del cantante. Silvestre Francisco Dangond Corrales nació el 12 de mayo de 1980 en Urumita. Hijo de William Dangond y Dellys Corrales, creció rodeado de la música vallenata, herencia inevitable en una región donde este género forma parte de la vida cotidiana. Desde pequeño mostró talento para el canto, inspirado en las fiestas vallenatas y en el ejemplo de figuras como Diomedes Díaz y Jorge Oñate. Su carrera despegó a finales de los 90 y principios de los 2000, cuando comenzó a causar sensación en el vallenato moderno. Con su estilo enérgico y su poderosa voz logró atraer a un público joven sin perder la esencia tradicional. Canciones como La colegiala, Materialista o Las locas mías lo convirtieron en uno de los artistas vallenatos más escuchados dentro y fuera de Colombia. Hoy es considerado uno de los grandes representantes del género, ganador de premios Grammy Latinos y protagonista de multitudinarios conciertos en escenarios internacionales. Sin embargo, siempre regresa a Urumita, a sus calles tranquilas y a su casa frente a la plaza. Urumita no es sólo el lugar donde nació Silvestre. También es cuna de dinastías vallenatas como la Zuleta. Allí, Emiliano Zuleta Vaquero compuso La gota frida, una de las canciones más emblemáticas del folklore colombiano. La casa de Silvestre convive con otras viviendas que guardan recuerdos de juglares, compositores y reyes del vallenato. Para el cantante de vallenato, su casa en la Plaza de Urumita es sólo un lujo, también es una manera de estar cerca de sus raíces y devolverle algo al pueblo donde creció. La Malanga es más que una residencia de lujo. Para los urumiteros representa el éxito de uno de los suyos y, al mismo tiempo, la continuidad de una tradición musical que ha dado grandes nombres al vallenato. En el pueblo hablan con orgullo de la casa, y se dice que allí, entre jardines y música, Silvestre encuentra un refugio distinto a los escenarios y las luces. En Urumita, donde cada barrio respira música, la mansión de Silvestre Dangond no sólo es la más grande de la ciudad. También es un recordatorio de que, por muy alto que llegues, siempre podrás regresar a tu lugar de origen.





