la guerra de los trinos

Petro y Trump: la guerra de los trinos

La tormenta diplomática que amenaza con romper la histórica alianza entre EE.UU. y Colombia y afectar el mercado con aranceles exagerados Desde Nueva York En un nuevo capítulo de tensiones diplomáticas, el presidente Gustavo Petro y el presidente estadounidense Donald Trump se han enfrentado públicamente en una disputa que podría redefinir las relaciones entre Bogotá y Washington. El 19 de octubre, Trump calificó a Petro -sin aportar pruebas- de “líder del narcotráfico” y anunció la suspensión de la ayuda económica estadounidense a Colombia. Tras acusar al gobierno colombiano de promover la producción de drogas y no cooperar en la lucha contra el narcotráfico (AP News), también lanzó el rumor, difundido por senadores republicanos como Lindsey Graham, de que habrá sanciones adicionales traducidas en aranceles impagables. La raíz del conflicto está en una operación militar estadounidense en el Caribe, en la que un ataque destruyó un barco presuntamente vinculado a la guerrilla colombiana ELN, protegido según Washington por el cartel de los Soles en Caracas, provocando la muerte de tres personas. Según el Departamento de Guerra de Estados Unidos, se trató de un golpe legítimo contra una red de narcotráfico. Sin embargo, Petro denunció que entre los fallecidos hay al menos un pescador inocente y acusó a Donald Trump de violar la soberanía colombiana y cometer un asesinato extrajudicial. (Reuters) (El guardián). Los efectos del enfrentamiento se han sublimado a través de las redes sociales, a las que ambos dirigentes son aficionados, casi hasta el punto de un uso compulsivo que relega todo el tiempo a la vía diplomática. Desde la Casa Blanca, Trump defendió la acción militar y criticó el aumento de los cultivos de coca durante el gobierno de Petro. En un mensaje difundido en redes sociales, el presidente aseguró que “no se enviarán más pagos a Colombia hasta que ese país deje de proteger a los cárteles de la droga”. Petro respondió con dureza afirmando que “Estados Unidos ha invadido nuestro territorio, disparó un misil a un humilde pescador… es la patria de Bolívar, y a sus hijos están asesinando con bombas”. (Al Jazeera) La crisis no surge de la nada. En enero de este mismo año, Washington ya había amenazado con sanciones por la negativa de Colombia a recibir vuelos de deportación con ciudadanos repatriados. La visa diplomática de Petro fue incluso revocada, un gesto que evidenció el progresivo enfriamiento de una alianza que durante décadas fue piedra angular de la política estadounidense en América Latina. (The Guardian) Desde una perspectiva analítica, el conflicto podría tener consecuencias mucho más graves para Colombia que para Estados Unidos. En primer lugar, la suspensión de la ayuda económica afectaría directamente los programas de erradicación de cultivos ilícitos, inteligencia y estabilización rural, todos parcialmente financiados por Washington. Sin este apoyo, el Estado colombiano perdería capacidad operativa contra los grupos armados y las economías ilegales que aún controlan grandes zonas del país. En segundo lugar, la estabilidad económica de Colombia podría verse afectada. La cooperación estadounidense no sólo financia programas de seguridad, sino también proyectos agrícolas, medioambientales y de posconflicto. Una ruptura prolongada podría afectar la confianza de los inversores extranjeros y de las organizaciones internacionales que tradicionalmente siguen la línea de política exterior de Washington. En tercer lugar, una confrontación abierta con Estados Unidos podría aislar diplomáticamente a Colombia en la región. Durante más de dos décadas, Bogotá fue el socio más confiable de Washington en América del Sur, especialmente durante la era del Plan Colombia. Si se pierde ese papel, Petro podría buscar nuevos aliados, tal vez en China o Rusia, lo que podría dar lugar a represalias comerciales o sanciones financieras por parte de Estados Unidos. Finalmente, este choque podría tener un alto costo político interno. Sectores opuestos al gobierno aprovecharán el conflicto para reforzar la narrativa de que Petro está aislando al país y poniendo así en riesgo la cooperación internacional. Si la crisis resulta en pérdida de empleos, reducción de programas sociales o aumento de la violencia, su ya disminuida popularidad podría sufrir un golpe aún más significativo. En resumen, lo que comenzó como un intercambio verbal podría transformarse en una crisis estructural para Colombia. La relación entre ambos países ha estado marcada por la cooperación y las tensiones, pero nunca por una ruptura abierta. Hoy, los misiles lanzados en el Caribe no sólo destruyeron un barco: también abrieron una brecha diplomática que amenaza con redefinir el equilibrio geopolítico de toda la región.

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