Entre las montañas del país del sur del país, la queja florece, una flor mística rosada que usan para hacer perfumes ideales para obtener un compañero entre las carreteras que se conectan a Cali con el correqueo de la pregunta, en Dagua, una flor que parece salir de una leyenda. Los campesinos llaman su queja, y aseguran que quien se ocupe de ella encuentre el amor. En este rincón donde la vida pasa al ritmo del río y la canción de los pájaros, esta flor se ha convertido en un símbolo de identidad y orgullo, ya que ya tiene un monumento ubicado en el parque principal, porque se dice que gracias a esta flor, el Quleremal recibió su nombre. | Puede que esté interesado: cómo llegar a la ciudad del valle conocida como ‘La Tierra del Felreo’, está a pocos kilómetros de Cali, no es solo una hermosa planta para decorar los jardines, la queja es parte de la historia emocional del Valle del Cauca. Se habla de sus poderes durante generaciones, porque algunos dicen que, si una mujer da una queja, su amor será correspondido; Otros dicen que, si se planta al lado de la casa, la felicidad y la fortuna nunca se irán, otros lo consideran un amuleto para la buena fortuna y hay quienes afirman que las mujeres usan para atraer al hombre como un afrodisíaco. Estas creencias han inspirado una ruta turística llamada «Quere con el Aroma de la Libertad», donde los visitantes pueden viajar a las granjas campesinas, conocer sus variedades y descubrir cómo la tradición y la naturaleza pueden ir de la mano. La ruta cruza diferentes granjas del municipio. En ellos, los viajeros no solo encuentran flores, sino historias contadas por campesinos que aprendieron de sus abuelos el arte de cuidar la tierra. Hay quienes preparan perfumes y vinos con extractos de la queja, y que dicen que su fruta es de sabor dulce y exótico. Pero más allá del mito, esta flor representa la fuerza de una comunidad que ha logrado transformar su patrimonio natural en una oportunidad para el desarrollo. Los habitantes de la QUEREMAL han optado por el turismo sostenible, combinando el amor por su entorno con la enseñanza del conocimiento ancestral. En los recorridos, los guías explican el valor ecológico de la queja, su papel en la polinización de los bosques y su potencial medicinal. La queja no solo florece entre montañas; También florece en la memoria de quienes lo descubren. Es una invitación para volver a lo esencial, mirar la simple belleza de la vida rural y creer, incluso por un momento, que el amor puede nacer de una flor. | Lea también:





