Los agresores se desplazaban en un Mazda 626 Matsuri modelo 1995, color estrato perla y placas PEI-2XX, vehículo que fue abandonado horas después en la localidad de Suba. Dentro del auto las autoridades encontraron dos pistolas que habrían sido utilizadas durante el ataque
El periódico colombiano El Tiempo informó que, Investigadores del CTI de la Fiscalía permanecieron este martes en el edificio Zahir, al norte de Bogotá, donde fueron agredidos los activistas venezolanos Luis Alejandro Peche Arteaga y Yendri Velásquez.
Los agentes recogieron cámaras de seguridad y testimonios para esclarecer el ataque perpetrado por sicarios que, según las primeras investigaciones, abandonaron el mismo edificio donde vivían las víctimas.
El ataque ocurrió alrededor del mediodía de este lunes en el barrio Cedritos. Peche, analista político perseguido por el régimen de Nicolás Maduro, y Velásquez, defensor de derechos humanos y activista LGBTIQ+,Fueron heridos en las piernas y el abdomen.
Los atacantes, que residían temporalmente en el apartamento 204 del edificio -mientras los activistas se encontraban en el apartamento 504- aprovecharon esta proximidad para planificar el ataque.
El Los agresores viajaban en un Mazda 626 Matsuri modelo 1995, color estrato perla y placas PEI-2XX, vehículo que fue abandonado horas después en la localidad de Suba.
Dentro del auto, las autoridades encontraron dos pistolas que habrían sido utilizadas durante el ataque. “Se está verificando si la matrícula es la original o si es una placa gemela”, indicaron fuentes de la investigación.
Un informe de inteligencia al que accedió. El tiempo reveló que El vehículo está registrado a nombre de un empresario risraldense, identificado como Jhon Jairo RR, también propietario de un local comercial en Dos Quebradas.
Las investigaciones se extendieron a Pereira, Circassia y Cartago para determinar el origen del auto y las armas, y esclarecer por qué un vehículo asociado a su nombre fue utilizado en un ataque de este tipo.
Las autoridades analizan si existen vínculos entre este ataque y otros hechos de violencia en la región, como el asesinato en Santiago de Chile del soldado venezolano exiliado Ronald Ojeda, ocurrido en febrero de 2024..
En ese caso, un miembro del “Piratas de Aragua”, una facción del Tren de Aragua, una organización criminal transnacional que también opera en Colombia y que, según fuentes de inteligencia, ha intentado infiltrarse en redes de migrantes venezolanos.
En Bogotá, el hallazgo de las armas dentro del vehículo —que resultó ser traumático modificado— ha generado dudas entre los investigadores. “No se corresponde con el patrón habitual de sicarios.«, explicó un agente consultado por El tiempo. Las hipótesis apuntan a que el objetivo no era asesinar a las víctimas, sino enviar un mensaje de intimidación..





