El torero Morante anuncia su retiro en pleno ruedo, mientras César Rincón vuelve a torear después de 17 años

El torero Morante anuncia su retiro en pleno ruedo, mientras César Rincón vuelve a torear después de 17 años

Más de 50 años de ver, sentir y sufrir con el partido valiente no fueron suficientes para creer que lo había visto todo. Al mediodía del 12 de octubre de 2025, día memorable, el de la Hispanidad en España y el de la Raza en Colombia, comenzaron a ocurrir hechos históricamente insólitos en el toreo. César Rincón, el torero más grande de Colombia, reapareció en la plaza de toros más importante del mundo, Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid, actuación que demostró que Rincón está intacto, muchos incluso dicen que torea mejor que cuando se retiró hace 17 años. Fueron 27 minutos de afrontar una conferencia extraordinaria, de cómo pelea bien y de cómo emociona a un público exigente que lo admira más allá que aquí. Toreó con el capote como nunca, les regaló a sus hijos este emocionante acto en medio de sus lágrimas, mostró y demostró por qué para ser un buen torero no se necesitan pasaportes ni nacionalidades y volvió a salir a hombros por la puerta grande de una plaza que lo idolatra, como lo hizo en 4 ocasiones cuando se consagró en 1991 en España como la máxima figura del toreo. La oportunidad, un festival organizado por otro coloso, este, el andaluz José Antonio Morante, que quiso que varias figuras retiradas, como presagiando algo, rindieran homenaje a Antonio Chenel “Antoñete”, leyenda madrileña que ahora está inmortalizada en bronce frente a la Puerta Grande de la plaza de toros junto al Yiyo y al Doctor Fleming, el descubridor de la penicilina, perpetuado en un patio de estatuas a modo de museo al aire libre en la calle Alcalá. La fiesta fue el aperitivo de la corrida de otoño que horas después despediría de los cosos a Fernando Robleño, un torero tan madrileño como el Oso y el Madroño, símbolo de la ciudad. Lo que ni en la Europa taurina ni en Tauroamérica nos esperábamos es que tras cortarse dos orejas tras una faena muy Morante, es decir llena de detalles, el torero poblano del Río con casi medio siglo de toreo a sus espaldas y en un escenario idílico se dirigirá al centro del ruedo, se pondrá las manos en la cabeza y con la maestría con la que torea se quitará la coleta, una Símbolo sansónico de poder y parecido a él mismo. El personaje bíblico ofrecerá ese fragmento de cabello añadido a un público que no podía creer lo que vio entre gritos, lágrimas y aplausos. Morante también sollozó como un niño al que vimos en miles de fragmentos en las redes sociales, sabía que esa era la suerte más intensa que tenía en su vida. Pero, ¿qué llevó a este fabuloso torero a tomar de repente tal decisión?: El andaluz siempre ha sido un artista especial, pero nunca logró lo que consiguió en 2025. Una temporada taurina perfecta con una corrida única que de forma enciclopédica resucitó escenas que sólo se ven en antiguos grabados publicados en libros desgastados de una actividad milenaria. José Antonio “desenterró” las fortunas hechas siglos atrás por Cuchares y Chicuelo, pasando por Manolete y llegando a sí mismo a costa de su propia sangre. Abrió las puertas de plazas cerradas durante años y entregó Madrid, en la feria de San Isidro del pasado mes de mayo, a sus pies, cerrando el cerrojo como este 12 de octubre de la gran puerta de la ilusión. Fue llevado a hombros, trofeo definitivo para un torero, en Salamanca y en otra decena de plazas de toros europeas entre el grito delirante de muchos jóvenes que encontraron la razón de su vida siguiendo a alguien real, un héroe de carne y hueso, que les motivó en medio de un grito de guerra que coreaban tras cada tarde en dos partes: José Antonio, una pausa y luego, Morante de la Puebla. El mundo del toreo llevaba muchos años sin que alguien despertara tanta pasión. Morante se va por decisión propia, seguramente, porque nunca más se podrán alinear tantas lunas para que alguien sea tan perfecto en el toreo y él lo sabe mejor que nadie y por eso quizá sea momento de irse ahora con gloria y no después con pena. Mientras tanto, César Rincón, a quien algunos mal intencionados han llamado “asesino” en Colombia, como él mismo dijo tristemente en una entrevista de prensa, horas antes paseaba feliz con sus trofeos al salir por la misma puerta que parecía abierta para él eternamente en Madrid. Rincón anunció inmediatamente después de su victoria que su próxima actuación será en un enclave taurino, en Manizales, en la feria de enero de 2026. Manizales es la plaza de toros con más tradición de Colombia y la mejor feria taurina de América, dicho por toreros españoles, franceses, peruanos, mexicanos, venezolanos y, por supuesto, colombianos. Una plaza que pertenece a una organización sin fines de lucro que cura a niños enfermos en un hospital de la Cruz Roja y que se nutre de equipos de alta tecnología con las ganancias que dejan las festividades que engalanan la feria de esa ciudad que coincide cada año con el Día de Reyes. En él estará Rincón, quien dicen influyó mucho en su decisión de regresar a este acto de filantropía en Manizales, y para que muchos seguramente entiendan que los toreros no son “asesinos”, son simplemente profesionales a los que algunos han convertido en impresentables, cuando en años pasados ​​políticos y dirigentes los elevaban convenientemente a la categoría de ídolos para fotografiarse a su lado. Rincón, quien fue recibido en las gradas de la plaza de Manizales este 12 de octubre, en medio de una feria que homenajea a la afición como “El César del Toreo”, vendrá a recordar a muchos que el toreo es parte de la tradición del país. También les recordará a los congresistas que votaron la ley antitaurina como ovejas ciegas, a los magistrados del Tribunal Constitucional que actuaron como toros mansos y la sentenciaron con el argumento del malestar animal, sin entender que al prohibir las corridas exterminan precisamente al toro, una de las peores formas de maltrato animal. Dirá, magistralmente torero, que sirvieron de idiotas útiles al capricho de intereses políticos que prohíben por prohibir y que con esta ley consigna la cuota inicial del petrismo para someternos a todos al capricho de un individuo caótico que aprovecha la ignorancia general para actuar como un tirano y sembrar la pérdida de la libertad como máxima. Regresará a Manizales para dar una lección y tal vez se vaya sin volver jamás a una tierra que tristemente abandona a quienes la han amado. Prueba de ello es el derribo de la estatua que en el pasado le erigieron a Rincón frente a la plaza de toros de Duitama y que, por capricho de un alcalde destituido que buscaba notoriedad con un acto absurdo, en medio de los aplausos de media docena de aficionados, que, como muchas veces no entendieron lo que hacían, la derribaron entre cánticos frente a una sociedad que parece decidida a no reaccionar. Siento un vacío profundo por una cosa y por otra, porque Morante se va sin avisar y porque regresa Rincón en plena prohibición. Los prohibicionistas se disuelven como velas de cera ante este momento en medio de su arrogancia, porque saben que esta actividad es eterna y que con sus argumentos triviales e ilegales, demostrablemente no pueden poner fin a la emoción, porque la emoción, sí, es eterna. Viva el toro… También te puede interesar:

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