Es una mega casa de 5 habitaciones, 14 cocheras, varios salones sociales ubicada en uno de los condominios más exclusivos de Chía, donde viven varios millonarios. En los últimos años, Chía se ha consolidado como una extensión natural de Bogotá para quienes pueden darse el lujo de vivir rodeados de silencio, jardines impecables y casas que parecen diseñadas para otra escala de vida. La ciudad, que décadas atrás era sólo un destino de fin de semana, se transformó en un corredor residencial donde empresarios, celebridades y ejecutivos encontraron un refugio más grande que cualquier espacio dentro de la capital. Allí, en medio de este paisaje de conjuntos cerrados y estricta seguridad, se levanta una de las casas más caras del país, ubicada en San Jacinto, un condominio que funciona casi como un pequeño ecosistema privado donde cada detalle parece calculado para convencer al visitante de que la exclusividad es un valor en sí mismo. Lea también: La historia detrás de la mansión que alquiló Yeferson Cossio y que perteneció a un capo peligroso La casa tiene un precio de venta que ronda los 18 mil millones de pesos y un alquiler mensual cercano a los 50 millones. Son cifras que llaman la atención incluso en un mercado donde los precios tienden a subir rápidamente. Pero en este caso el valor no se basa en una simple acumulación de metros cuadrados, sino en una mezcla de diseño, tecnología, acabados y servicios que la convierten en una pieza difícil de comparar. Desde que ingresas al conjunto te das cuenta de que no es una vivienda más, y al llegar al lote se hace evidente que la propiedad fue concebida para un tipo de usuario que busca algo más que amplitud: busca una experiencia cotidiana que no se parezca al día a día de la mayoría. A primera vista, el diseño exterior rompe con la imagen tradicional de las casas de campo colombianas. No existen tejados inclinados ni fachadas de ladrillo visto. Lo que predomina es una estructura limpia y moderna, con grandes volúmenes y líneas rectas que juegan con ventanas de doble altura. La arquitectura permite que la luz entre en todos los espacios y el paisaje, compuesto por jardines que aparecen recién instalados sin importar la fecha, pasa a formar parte del interior. No es una casa exhibicionista, pero sí que comunica claramente la intención de diferenciarse. En el primer nivel, la sala principal se organiza en torno a un concepto abierto. Los muebles fueron diseñados o seleccionados para encajar milímetros en el espacio y brindar una sensación de continuidad. Los materiales, desde madera importada hasta mármol utilizado en pisos y superficies, muestran un estándar que pocas residencias en el país manejan de manera integral. Esta constancia en los acabados explica parte del precio, porque cada intervención requirió mano de obra especializada, largos tiempos y proveedores que no son precisamente locales. Hacia un costado aparece la barra, un espacio que se integra con el área social y que parece diseñado para reuniones discretas. No se trata de un bar improvisado, sino de una instalación profesional con bodega, sistemas de refrigeración y barra construida con materiales resistentes y estéticamente precisos. La idea es que quien viva allí tenga la capacidad de recibir grupos pequeños sin alterar la dinámica de la casa. El comedor, separado del salón por sutiles cambios de iluminación, tiene vista directa al jardín. Ese jardín fue diseñado por un equipo especializado que incorporó árboles maduros, áreas de sombra y un sistema de riego que funciona automáticamente. Es un espacio que requiere un mantenimiento constante, pero que garantiza que la casa mantenga su aspecto impecable sin importar la temporada. Desde el primer nivel también se accede al gimnasio privado. Se trata de una sala equipada con máquinas de alta gama, suelos especiales para entrenamiento y sistemas de ventilación que permiten mantener la temperatura sin depender exclusivamente del clima exterior. Se trata de un gimnasio equiparable al de un centro especializado, que evita los desplazamientos diarios y responde a un estilo de vida donde el tiempo es un recurso escaso. En la misma planta se encuentra un spa y también una zona diseñada como si de un hotel de lujo se tratara. Incluye sauna, jacuzzi y espacios para masajes o tratamientos personales. La intención es que la experiencia de relajación pueda ocurrir sin salir de casa. Esto convierte la propiedad en un pequeño complejo autosuficiente donde el residente puede hacer ejercicio, trabajar, descansar y socializar sin tener que desplazarse más que unos pocos pasos. Uno de los elementos más llamativos de esta vivienda es el ascensor interno. un lujo que no se suele encontrar en las casas familiares. pero se incorporó como solución para conectar los diferentes niveles sin depender de escaleras. No se trata de un lujo innecesario, sino más bien de un recurso que proporciona comodidad a habitantes de todas las edades y facilita el desplazamiento de objetos pesados. Su presencia también aumenta el valor de la construcción y la diferencia con la media del mercado. Las cinco habitaciones se distribuyen en la segunda planta. Cada una cuenta con baño privado, vestidor y ventanales que permiten mantener la relación con el entorno. La iluminación natural es parte central del diseño, pero también lo es la privacidad, por lo que se estudiaron las orientaciones para evitar vistas externas. La habitación principal incluye un gran vestidor, dividido en módulos, y un baño que no desentona con el estilo general: mármol, grifería de alta gama y una ducha cuyo tamaño supera al de muchos baños tradicionales de apartamentos. La cocina, ubicada estratégicamente cerca del área social pero con suficiente independencia para que el movimiento interno no afecte a los invitados, está equipada con electrodomésticos de última generación. El uso de materiales resistentes y la distribución del mobiliario facilitan el trabajo del personal de servicio y permiten que el espacio funcione tanto para la vida diaria como para eventos ocasionales. El complejo San Jacinto también brinda condiciones que aumentan el valor de la casa. Vías internas, paisajismo, seguridad y servicios complementarios crean un entorno donde la vida transcurre con una permanente sensación de orden. Este contexto hace de la propiedad una opción para quienes buscan un hogar que ofrezca tranquilidad sin perder la cercanía con Bogotá. El precio, aunque elevado, se basa en la suma de factores que van desde la ubicación y el diseño hasta los acabados y espacios especializados. No se trata sólo de una casa espaciosa; Es una estructura diseñada para un estilo de vida específico, donde la comodidad y la privacidad se convierten en prioridad. En un mercado donde cada vez son más demandadas propiedades excepcionales, esta casa en Chía se posiciona como una de las más sofisticadas del país, un ejemplo de cómo la arquitectura contemporánea puede integrar funcionalidad y exclusividad en un mismo lugar.






