Entre Frankenstein y Jesucristo, el estadounidense Jared Leto se presenta como un mesías artificial que nos invita a rebelarnos contra órdenes sin conciencia humana en Tron: Ares, la tercera parte de la saga cinematográfica que comenzó hace más de 40 años con una mirada revolucionaria a la intersección entre lo real y lo digital.
De los quince años que han pasado desde la última parte estrenada, Tron: Legacy (2010), diez de ellos se dedicaron a desarrollar esta nueva entrega en la que, como premisa, no es el hombre quien viaja al mundo de los videojuegos, sino los archivos y programas que toman forma.
«¿Qué significa estar vivo? ¿Y ser humano? Con esta película nos estábamos haciendo esas grandes preguntas», explicaron a Efe tanto Leto, que actúa como productor de la película, como el noruego Joachim Rønning, durante su paso por la reciente Comic Con de San Diego en Málaga, en el sur de España.
Jared Leto, ganador del Oscar por su papel en Dallas Buyers Club, es aquí el Ares del título, no el dios de la guerra de la mitología griega, sino el programa maestro de un mundo digital, con un ciclo de vida corto pero incesante, aparentemente sujeto a los designios de su creador.
“Sabíamos que teníamos una película cuando recibimos esa primera escena en la que él despierta y nace, lucha, pierde y muere, pero se levanta y lo hace mejor, habiendo aprendido algo de todo ello”, dicen sobre el típico proceso de entrenamiento de una inteligencia artificial, al que algunos temen y otros idolatran.
La analogía de Frankenstein es explícita en un momento en el que se siente muy solo y debate si romper con su creador, un aspecto crucial de la película.
No es la única analogía que se hará evidente para el espectador por la deriva de la historia y también por la estética mesiánica del personaje, con barba y pelo largo y liso, como el que lleva Leto en su día a día. «Es como un samurái», dice.
El reparto principal lo completan Greta Lee y Evan Peters junto a dos personajes secundarios de lujo, Gillian Anderson y, sobre todo, Jeff Bridges, que regresa así a la película que él creó en un primer momento.
De hecho, Leto destacó en la Comic-Con cómo le marcó ver Tron (1982) con 12 años, sobre todo por la “increíble actuación” de Bridges, con quien tuvo la oportunidad de compartir plano: “Trabajar con él es como una experiencia espiritual, exactamente lo que crees que va a ser, porque es divertido y generoso”, afirma.
Pero si hay una actuación carismática en esta película probablemente será la de la actriz británica Jodie Turner-Smith, pese a empezar la película como el programa secundario llamado Athena (Athena, en inglés).
«Al principio de todo Joachim me dijo que ese era su personaje favorito y me permitieron hacer cosas muy divertidas. Para mí es importante actuar como si fuera un juego, ya sea en comedia o drama, sobre todo entrar en este tipo de películas donde todo es aventura o con un concepto alto», recalcó a Efe.
El propio Leto, del que sólo tiene cosas buenas que decir, le ayudó a preparar el “casting” con algunos consejos. “Fue un gran voto de confianza saber que alguien a quien usted considera un excelente desempeño quiere trabajar con usted”, dijo.
En el breve turno de preguntas no hubo tiempo para preguntar a Leto ni a Rønning sobre el impacto que podrían tener las recientes acusaciones de conducta sexual inapropiada formuladas contra el primero por nueve mujeres, algunas de las cuales eran menores de edad en el momento de los hechos, según un artículo publicado por Air Mail este verano.
De momento, durante su paso por la Comic-Con de hace apenas unas semanas, el también líder de la banda de rock alternativo Thirty Seconds to Mars fue aclamado casi como el mesías que encarna en Tron: Ares.
EFE





