El asteroide Dimorphos puede haber sufrido una deformación global por el impacto del DART

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Carmen Rodríguez

Madrid, 26 de febrero (Efe) .- Dimorphos fue el objetivo de la primera prueba de defensa planetaria y el impacto de la sonda DART puede haber cambiado por completo la forma del pequeño asteroide, cuya composición es una pila débil de escombros que se habría formado con el material expulsado por el cuerpo a qué orbit.

La misión DART (prueba de redirección de un asteroide binario) testificó con éxito la capacidad de desviar un asteroide con un impactador cinético, una sonda Kamikaze lanzada contra Dimorfos. Una técnica para defender potencialmente la tierra de un objeto desde el espacio.

Un estudio publicado el lunes a la astronomía de Nature analiza y modela los datos recopilados en ese ensayo para saber más sobre las características de Dimorphos y las consecuencias del choque del dardo contra su superficie en septiembre de 2022.

Las simulaciones y parámetros utilizados para esta investigación apuntan a la posibilidad de que el impacto de DART «haya cambiado por completo la forma del asteroide, sin que se deje un cráter bien definido en su superficie».

Esto se explica a Efe Isabel Herreros CID, un investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-HO) y uno de los firmantes del estudio, realizado por un equipo internacional encabezado por la Universidad de Berna.

Dimorfos, de un tamaño similar a la Gran Pirámide de Egipto, forma un sistema binario junto a Didimos, un asteroide más grande que orbita cada 11 horas y 55 minutos y, después del impacto de la misión DART de la NASA, ese período orbital se redujo en 33 minutos, según los estudios publicados el año pasado.

Dart, que se lanzó contra el asteroide a una velocidad de 6.6 kilómetros por segundo, transportado dentro de la licia italiana CubeSat (satélite del tamaño de un maletín), que se separó de la sonda unos días antes para observar y tomar datos de la colisión y los momentos posteriores.

Las simulaciones hechas por los investigadores que abordan las observaciones de impacto indican que Dimorphos es un montón de escombros con una fuerza de cohesión débil, similar a los asteroides como Bennu y Ryugu, y que carece de grandes rocas en su superficie.

Siendo un asteroide muy pequeño, con una seriedad mínima, el agregado de rocas y regolito es muy poco cohesivo y es «muy fácil de moverlos de su posición inicial», lo que hace posible, dice Herreros, que el impacto «ha cambiado por completo la forma del asteroide», un proceso conocido como deformación global, y sin «en su superficie un plátano bien definido».

Esta pequeña cohesión del material facilitó que una gran cantidad de material se administrara en la dirección del impacto de Dart, favoreciendo el impulso del asteroide y «causando un mayor desplazamiento de lo que había tenido si hubiera sido un cuerpo sólido».

La posible remodelación de los dimorfos podría tener consecuencias en la dinámica del asteroide y, por lo tanto, la del sistema binario que se forma con didymos.

En los sistemas planetarios «hay un delicado equilibrio» entre los movimientos de rotación y traducción de los cuerpos. Al alterar la masa y la geometría de uno de los componentes, explica los herreros, ese equilibrio se puede alterar, produciendo una ligera inestabilidad del sistema, que «tomará tiempo para adaptarse a sus nuevas condiciones».

En el origen de los dimorfos (aproximadamente 160 metros de diámetro), el estudio indica que «parece posible» que se forme a partir de expulsado y reaccionando de Didmos, su pareja mayor, 780 metros, dice el científico.

Para este estudio, los modelos y parámetros basados en datos del sistema binario se han utilizado antes y después del impacto, las observaciones de la Tierra y el conocimiento de los asteroides análogos, aunque otros continúan desarrollando para contemplar todos los escenarios posibles.

«Hoy no estamos seguros de lo que pudo haber sucedido», dice Herreros. «Solo puedes entender lo que realmente ha sucedido» cuando la misión Hera de la Agencia Espacial Europea llega al asteroide y se puede hacer un estudio ‘in situ’ de la superficie.

Hera, que planea despegar en octubre y llegar en 2026, permitirá saber «con certeza» datos del sistema de asteroides binarios, como composición, morfología, topografía, campo gravitacional e «incluso obtendremos información sobre su interior, que arrojará luz sobre su formación y evolución, e incluso los orígenes de nuestro propio sistema solar».

Por: Efusión

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