En medio del colapso del gobierno comunista de Nepal, una escena contundente ha marcado un hito simbólico: manifestantes lograron ingresar a la sede del Partido Comunista en Katmandú y derribar la emblemática bandera de la hoz y el martillo.

En las imágenes captadas por medios locales y difundidas por redes sociales, se observa a un manifestante ondeando la bandera caída en lo alto de un edificio, mientras espesas columnas de humo cubren el cielo de la capital. El hecho ocurre luego de días de disturbios que han incluido incendios en el Parlamento, enfrentamientos con la policía, renuncia del primer ministro y la huida de varios funcionarios acusados de corrupción.

La caída de la bandera ha sido interpretada por miles de ciudadanos como el fin simbólico de décadas de represión, censura digital y desempleo estructural que afectaba especialmente a los jóvenes.

“No es solo una bandera. Es el fin de una era que nos robó el futuro”, dijo uno de los manifestantes en declaraciones a medios locales.

El video, ya viral, muestra a la multitud vitoreando mientras la bandera comunista cae desde el mástil oficial, siendo reemplazada por banderas nacionales y pancartas con consignas juveniles.

La Generación Z, motor visible de estas protestas, ha liderado la revuelta digital y física contra el régimen, tras la decisión del gobierno de bloquear el acceso a redes sociales y plataformas informativas.

Mientras el país atraviesa su mayor crisis política en décadas, el gesto de derribar la bandera ha quedado grabado como el momento exacto en que Nepal comenzó a escribir una nueva historia.

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